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Otros sentidos

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Un tema recurrente en los personajes de Claudio Tolcachir es la búsqueda de “sentido”. En El viento en un violín Mercedes cerca del final le dice a su hijo Darío: “La vida no tiene sentido”, y eso se convierte en un acto liberador para el personaje, y para su agobiado hijo. Sobre ese aspecto de su obra nos decía Tolcachir: “yo creo que mis personajes en general están afuera de un sistema, quedaron afuera de un sistema. Un sistema económico, o un sistema social, o un esquema de lo que sería una vida ‘normal’. El viento en un violín es una obra en que los personajes fuerzan violentamente la realidad para tratar de ser parte de ella, de ser exitosos. Y creo que una vez que Mercedes borra esa idea de perseguir ese objetivo el hijo encuentra otro sentido que tiene que ver con construir una realidad propia, construir una forma de vivir propia”.

En las palabras del dramaturgo se encuentra otra de las claves, el aceptar lo que no encaja en la norma, y en ese sentido el teatro juega un rol importante para Tolcachir: “yo creo que el teatro puede cumplir un rol fundamental en ese lugar de la aceptación, porque el teatro te obliga a ponerte en el lugar de otro. Creo que es una enfermedad de nuestro tiempo la falta de tolerancia, de poder ponerte en el lugar de otro. Del lugar del que tiene menos plata, del lugar del que piensa el mundo distinto, del lugar del que elige crear otro tipo de familia. Y el teatro te obliga a ponerte en el lugar del otro, ni hablar del que lo hace, pero creo que al espectador también, le hace enfrentarte a vidas, a ver como son, y a tratar de entenderlas, y eso siempre es movilizante ¿no? Sobre todo un teatro que no baja líneas, que no te hace creer que hay buenos y malos”

La historia de El viento en un violín reúne a dos familias en que la figura del “padre” está ausente. Mercedes, ejecutiva con recursos económicos, intenta hacer que su hijo ya grande “despegue”. Una pareja de lesbianas busca de forma poco ortodoxa un hijo. Una madre de escasos recursos con una hija también “problemática” aparenta no saber que pasa alrededor para salvar sus concepciones morales… El “sentido” no aparece, los protagonistas de la obra fuerzan la realidad, como decía el autor, y se meten en una serie de enredos que los involucra a todos.

A diferencia de lo que vimos en la versión original de Tolcachir, en que la escenografía era más abstracta, en la versión que va en el Notariado el escenario está nutrido de signos que denotan tanto el desordenado y ampuloso apartamento de Mercedes como el más humilde de su empleada doméstica. Los personajes se construyen de forma nítida, con los contrastes entre la masculinidad de Lena, y la inocencia casi patológica de Celeste, el carácter irresoluto de Darío y la insoportable omnipresencia de Mercedes.

Lo que más diferencia la versión de Begérez de la dirigida por el propio Tolcachir es la decisión de poner foco en uno de los aspectos que pone en problemas a los personajes. Al iniciar la obra con la canción Puerto Pollensa y terminar con Soy lo que soy Begérez subraya el aspecto vinculado a la orientación sexual de Celeste y Lena. Esto no pareció ser lo más importante para Tolcachir, aunque su obra habilita esta decisión. También se puede poner el foco en las diferencias de clase, o en la sobre protección de las madres. Aquí es difícil posicionarse, pero a uno le parece que la decisión del director en este caso empobrece la capacidad de la obra de cuestionar al espectador, dirigiéndolo en un sentido, “bajandole línea”. Más allá de ese detalle el espectáculo funciona, divierte, y nos abre la posibilidad de una temporada con una obra de uno de los dramaturgos más relevantes de la vecina orilla.

El viento en un violín. Autor: Claudio Tolcachir. Dirección: Gerardo Begérez. Elenco: Mariella Fierro, Cecilia Yañez, Mariana Lobo, Alejandro Stern, Virginia Méndez y Carlos Sorriba.

 Funciones: sábados 21:00. Teatro del Notariado.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.