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Mujica: ¿Trancazo, negociación o chantaje?

Mujica: ¿Trancazo, negociación o chantaje?
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El senador Mujica salió al ruedo criticando las trabas que surgieron para la comercialización de marihuana en las farmacias. Bastante molesto expresó que si no se soluciona este problema se trancaría el Parlamento con la fuerza de su bancada.  ¿Es correcto el planteo del expresidente? ¿Es tan importante el tema marihuana? ¿Por qué no se han planteado posturas similares en otros temas? ¿Importa más el porro que la educación, la redistribución del ingreso o la seguridad? ¿Es un tire y afloje para negociar?  ¿Hay puja entre Tabaré y Pepe?  ¿Qué rol juega Astori en este tema? ¿Se agudiza la división en la interna frentista? ¿Cómo actúa la oposición?


Razón y sinrazón por Benjamín Nahoum

Bienvenido, compañero Mujica, al club de los frenteamplistas desilusionados, molestos, sorprendidos, confusos, porque se avanza más lentamente que lo que se podría, porque las leyes se votan pero no se aplican (a veces ni siquiera se votan), porque la burocracia nos traba pero a veces uno piensa que nos justifica, porque no nos animamos a hacer reformas profundas, empezando por cambiar la constitución burguesa y aristocrática que heredamos de nuestros adversarios.

Si usted está molesto porque no ve que avancen cosas positivas que se lograron hacer en su gobierno (muchas menos que las que esperábamos, por cierto), si no puede comprender que una iniciativa que se toma como modelo en otros países, tendiente a dar un duro golpe al narcomercado, se frustre porque aparece una piedra en el zapato: ¡las tarjetas de crédito!, si todo eso le causa la ira de los justos, yo estoy seguro que tiene razón.

Lo que no me cierra es que su medicina para los mil y un trancazos que tienen nuestro sistema democrático y nuestra organización institucional, hechos para no poder hacer, para que los derechos en vez de efectivizarse deban pedirse por favor, para que no se pueda cambiar nada para que todo siga como está, sea trancar lo que funciona. Y no me cierra porque eso sólo sirve al congelamiento y no al avance.

Su ¡miren que tranco todo! en vez de ser digno del estadista que yo creo que usted es, compañero, me recuerda a la reacción del gordito de la otra cuadra en la barra de pibes, el único que era dueño de una pelota, número cinco y con gajos de colores y todo, que cuando le hacían un gol a su equipo, agarraba la pelota y se la llevaba para su casa. Y en eso estoy seguro de su sinrazón.

Usted no es el dueño de la pelota en el Frente Amplio (no sé si por desgracia o por suerte), pero es el líder indiscutido de la mayor fuerza política que lo integra, y si se pusiera al frente de la revolución que significaría romper con la burocracia, con el no se puede, con el no me animo, muchos lo seguiríamos, y eso sí que movería las raíces de los árboles. Yo, por ejemplo, sumaría a su dolor por la lenta marcha de la reulación legal de la marihuana, el mío por el proyecto que declara vacantes y retorna al Estado los inmuebles abandonados, que podría aportar mucho al problema de la vivienda, y que hace cinco años está en Diputados.

 Claro, eso tendría sus costos. El poder, los adalides del statu quo, los dueños de la sartén y del mango también, como decía María Elena Walsh, no se sentarían a mirar como eso pasa. ¡Imagínese lo que dirían “El País”, “El Observador” y “Búsqueda”! Y de repente hasta perdemos las elecciones. Esta sola idea seguramente le da un escalofrío a muchos, y no es para menos, viendo en el espejo ajeno de Argentina o Brasil, lo que la derecha hace cuando retoma el poder tras un período de cambios.

Capaz que es mejor seguir haciendo la plancha y apostar por los pequeños cambios que no cambian la esencia de esta sociedad injusta. Pero, ¿para eso vale la pena que seamos gobierno?


Falta de previsión por Max Sapolinski

Mujica dejó de lado su “personaje” para reaccionar con iracundia inusitada. El filósofo popular dejó paso al dirigente intolerante más digno de sus primeras épocas que de los últimos años.

En realidad, tras sus duras palabras se esconden un cúmulo de factores. El primero de ellos, la impotencia de ver peligrar por factores exógenos, el único éxito que obtuvo en los logros que se propuso alcanzar en su gestión como Presidente de la República. Fracasos en la educación, la seguridad, la gestión de las empresas públicas se sucedieron en su mandato. Sólo le quedó el posicionamiento internacional con temas como la comercialización de la marihuana. Si el mismo era más beneficioso para sus aspiraciones de alcanzar el Premio Nobel o para mejorar las condiciones de la sociedad uruguaya es tema para otro análisis. Lo cierto es que la normativa financiera internacional le puede generar un revolcón al proyecto cannábico.

Otro aspecto que dejan a relucir los desplantes del exmandatario, es su enfrentamiento de siempre con Astori y su equipo económico. No es secreto para nadie el conflicto siempre vigente entre ambos. La reacción actual, deja al descubierto la falta de previsión por parte de quienes manejan los hilos de las políticas financieras tanto de la actual como de la anterior administración y la consiguiente falta de aviso de los problemas que se podrían generar. Tampoco parece que fueron muy eficientes los servicios del “equipo económico alternativo” que se desempeñaba en el entorno de la Presidencia en clara competencia con el del Ministerio de Economía.

Los sucesos que nos ocupan, dejaron en evidencia, una vez más, el grado de imprevisión que ha caracterizado la generación de proyectos de las últimas administraciones. Las autoridades no previeron cómo afectaría en este caso, la férrea normativa financiera en cuanto a lavado de dinero, como así tampoco previeron las dificultades prácticas de la Ley de Inclusión Financiera o las de implementación del sistema de PPP para inversiones, por nombrar sólo algunos ejemplos.

La furibunda reacción del líder de la mayoría de la fuerza política que gobierna nuestro país, deja entrever también, el deterioro de las prioridades que ésta mantiene. No se ha amenazado con trancar el Parlamento para solucionar los problemas que ya se están volviendo endémicos en nuestra sociedad ni tampoco para encarar con valentía y determinación los indicios de corrupción que vienen asomando. Lo único que importa es el éxito de su proyecto personal.

La anécdota también deja en claro la tremenda debilidad actual del gobierno. El expresidente y actual Senador agrede en los hechos al Ministro de Economía, que sólo atina a dar vagas explicaciones, mientras que el Presidente de la República declara entender la preocupación de su antecesor. Tras los exabruptos surgen las declaraciones políticamente correctas.

Mientras tanto, seguimos viviendo en el mar de la incertidumbre. Escribió el poeta francés Guillaume Apollinaire: “Incertidumbre, iremos lejos y alegres, sin volver jamás. Así como van los cangrejos. De para atrás…De para atrás”


LA PINZA por Esteban Pérez

Mirando por el espejo retrovisor, pero sin perder la visión de lejos, vemos reflejadas en él innumerables reuniones y ríos de tinta dedicados a fundamentar “la estrategia de la pinza”.

En ese entonces miles de militantes de los de a pie, de los que no tienen más aspiración que el bien común, que pegarle un tajo a la historia para que nos haga avanzar hacia una patria socialista, vaciaron sus magros bolsillos, gastaron sus horas libres y aún aquellas que debían dedicarle a sus familias, a sus hijos, en pos de aquella estrategia.

Nos planteábamos generar un movimiento popular activo, participativo y combativo, además de echar el resto para obtener suficientes bancas parlamentarias de representantes de dicho movimiento, capaces de torcer la mano del Ejecutivo si éste se desviaba del programa, así como también apoyarlo si la reacción pretendía, por los medios que fuera, trancar el avance programático. En síntesis se planteaba estrangular a la oligarquía entre las dos muelas de la pinza: la institucionalidad y el movimiento popular. Cuando se logra colocar a un ex-guerrillero en la presidencia de la nación nos dijimos: Ahora llegó el momento.

Lamentablemente debemos aceptar que fuimos estafados por no utilizar un término más duro que de tan trillado, parecería que ya no hace mella. La institucionalidad desmovilizó y descabezó el movimiento popular con aquello de “no hacerle juego a la derecha”, “no podemos hacerle paros a nuestro gobierno”, etc. Se desideologizó al movimiento obrero nutriéndolo de una nueva ideología: “es lo que se puede”, “hay que ser prácticos”, “gobierno aliado de los trabajadores”.

Poco a poco nos fuimos acostumbrando a ver arriar las banderas de clase y en su lugar izarse las banderas de las multinacionales y de la contra-reforma agraria; se fue primarizando nuestra economía al tiempo que nuestro aparato productivo comenzó a ser planificado y digitado desde capitales foráneos. Se encajonó la VERDAD y JUSTICIA y también se diluyó la lucha de clases en una serie de reinvindicaciones distractivas del objetivo central.

No sólo no se aplicó la estrategia de la pinza sino que, desde la institucionalidad se extirpó la otra muela, la del movimiento popular.

Hoy estamos ante un extraño evento: se amenaza con trancar al Parlamento, utilizando los votos de la bancada mayoritaria del Frente Amplio, si no se cumplen las directivas del ex-presidente de la República.

Sin quitarle importancia al tema (estamos ante un avasallamiento de nuestra soberanía por parte de la banca internacional), hubiéramos preferido poner ese énfasis en VERDAD y JUSTICIA, en terminar con las paupérrimas jubilaciones, en tener un plan serio de viviendas para los trabajadores, en recursos para el Hospital de Clínicas y aumentar la cantidad de CTI en el interior, por un salario mínimo decoroso, mejorar la enseñanza, invertir en desarrollo de un aparato productivo nacional y al servicio de los intereses nacionales, en sacar el IVA y los impuestos a los sueldos y jubilaciones, en gravar las multinacionales, trancar la creación de zonas francas y los capitales extractivos desarrollando participación popular en los temas de fondo, en los que duelen.

Lamentablemente a esta altura, más allá de algunas cosas fácilmente rebatibles como los consejos de salarios y mejoras en las leyes laborales (a una ley la deroga otra ley), debemos asumir que desde el punto de vista estratégico de la clase obrera hemos retrocedido, desacumulando tanto en lo ideológico como en poder popular. Eso no se mide cada 5 años en votos ni en cantidad de afiliados al PIT-CNT.

En todo juego hay revancha. En la Historia también, a ésta no le temblará la mano. Habrá que barajar y dar de nuevo…


    Uruguay, Macondo con la lluvia del mediodía por Graciela Bianchi

 

La ironía del título cada vez es menos ironía y más realidad. Es una pena que no tengamos un cultor del realismo mágico, como lo fue García Márquez. Solo así podríamos asumir las acciones de un gobierno que ya no solo es en disputa sino que ha consolidado la improvisación como política de Estado.

El Senador Mujica se expresa como lo que es: un talenteador, frustrado guerrillero, artífice de la destrucción del Frente Amplio, un irrespetuoso del Estado de Derecho. Con él estalló en las pantallas televisivas la base de todos los populismos que son siempre de raíz fascista: EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS.

Más allá de la situación económica y todos sus condicionamientos internos y externos –que por otra parte no es el tema de hoy- el Uruguay comenzó en el 2005 una abrupta y persistente desintegración de la institucionalidad, así como una grotesca corrupción.

Las manifestaciones del Senador Mujica no tienen que sorprendernos, pero sí preocuparnos. No solo amenazó con “trancar el Parlamento”, sino que también con “trancar las instituciones”. Esto no era necesario decirlo, porque el Parlamento es el Poder más representativo del Estado; bastaba con la primera expresión.

De negociación nada. Si los problemas internos de la fuerza de gobierno, en su tercer período con mayorías absolutas, se tienen que dirimir públicamente y en ese tono, es que el Frente Amplio no tiene nada de Frente y nada de Amplio. Y menos de constructor de la paz, como lo quería el Gral. Seregni, luego de más de una década de prisión. Por favor, ¡cámbienle el nombre!; lo exigimos los fundadores. Hoy solo es una alianza cada vez más endeble, entre los sectores radicales que nunca fueron frenteamplistas y los sectores moderados que son cómplices de la decadencia final. La defensa de la dictadura sangrienta de Maduro habla por sí sola.

Lo hemos dicho varias veces y hace mucho tiempo: Mujica es el reaseguro de “controlar a sus huestes” para mantener la alianza con el equipo económico, al que se le terminó el “viento a favor” y las ideas. Tal como lo afirma la Ec. Azucena Arbeleche: “La variable de ajuste no pueden ser siempre los ingresos fiscales”. Prueba que está diciendo la verdad, es que la asesora del Partido Nacional, ante planteamientos técnicos, sólo ha recibido de parte de los “atildados” integrantes de ese mismo equipo económico, agresiones que intentan descalificarla. La forma de gobernar de Vázquez profundiza el problema. Manejar el poder como el Luis XIV del Siglo XXI, ante tantas contradicciones, no solo tranca al gobierno sino que lo congela.

La Ley de la marihuana, que parece menor frente a la Educación y la Inseguridad, se convierte en el detonador de esta contradicción estructural: lo impulsa Mujica, no lo quieren los sectores moderados y mucho menos Vázquez, que pretende un Premio Nobel por su combate al tabaco.

Bonomi, Muñiz y Netto, MLN, PCU y ¿ ? respectivamente, están para evitar todo cambio (trancazo) en cada una de sus áreas. Astori y su equipo, trata de recaudar para tapar los agujeros de la gestión Mujica. Y para disimular su omisión o complicidad durante el mismo período en que fue vicepresidente.

Por eso la desesperación por las inversiones extranjeras, buscadas a ultranza, sin soberanía como en el caso de UPM.  La oposición está excluida del gobierno, controla y tiene los equipos preparados para gobernar. En el medio está la República.


Visto de cerca es tan imperfecto como cualquier mortal por Eduardo Vaz

Por su liderazgo y carisma, Pepe Mujica ha adquirido una estatura global única. Nos guste más o menos, es la referencia mundial más destacada, no ya de Uruguay, sino de la izquierda en gran parte del mundo y ha logrado el reconocimiento de sectores democráticos de centro y derecha.

¿Por qué? Porque ha logrado construir una imagen pública de hombre de paz, de respeto y tolerancia, desde unos principios de justicia social, honradez y entrega que son ejemplares. Su historia personal de guerrillero, preso y su reinserción en la vida política democrática hasta ser presidente, con una vida modesta y transparente, es una referencia mundial.

Ahora, visto de cerca es tan imperfecto como cualquier mortal. Quizás por eso nadie es profeta en su tierra: te conocen demasiado.

Los dichos de Pepe son muy fuertes y contienen una amenaza impresentable. ¿Qué significa “trancar el Parlamento”? ¿A quién se lo va a trancar?

Cualquiera entiende que es a la República ya que es un poder del estado y no es propiedad de la mayoría parlamentaria ni de nadie.

Capaz que amenazó a su gobierno para que haga lo que él reclama o perderá definitivamente la mayoría en ambas cámaras. O es parte de la campaña electoral anticipada, quemando posibles candidatos. El “que se vayan si no resuelven”, es bravo. ¿Si se lo hubieran aplicado a su gobierno en cada tema?

O, también, puede querer sacar al FA de su fagocitación interna ubicando un gran tema sobre la mesa.

Otra lectura – todo lo que declara Pepe es polisémico- es un plantarse en defensa de la soberanía nacional, es la protesta pública de repercusión internacional reclamando la independencia de cada parlamento nacional para aprobar sus leyes.

Este es el tema más interesante pues lo primero es nefasto sin vueltas y lo segundo o tercero son internas frenteamplistas de otro alcance.

La cuestión de la soberanía está restringida por acuerdos internacionales explícitos que hemos firmado, no solo por la fuerza del poder económico y militar amenazantes.

Este tema obligará a las autoridades a buscar una solución que evite aislarnos del sistema financiero global y permita esta empresa fantástica de producir y vender marihuana recreativa y, en un futuro cercano, ampliarla a lo medicinal y  productivo.

¿Qué otra cosa es la política que resolver problemas que uno u otros plantean?

Sostener una visión adolescente de rompo todo y hago lo que quiero, no es para un octogenario con su capacidad y experiencia. Ya hizo nuevas declaraciones bajando el tono y perfilando la repercusión mundial del tema marihuana, por el cual ya pasó a la historia.

Para el mundo, el héroe incansable y justiciero que sale en defensa de la soberanía nacional frente al poder financiero global; para los uruguayos, un llamado a resolver problemas concretos o un nuevo problema interno, una situación difícil de resolver y una nueva herida en la unidad del FA.

Así es el gran Pepe Mujica, como te digo una cosa, te digo la otra: el paquete viene todo junto. Hay que trabajar por la mejor interpretación.


¿Hubo entonces un “gobierno en disputa”? por Roberto Elissalde

 En caso de solucionarse a la brevedad la situación política generada en torno al vicepresidente de la República, la sucesión de Tabaré Vázquez en el máximo cargo ejecutivo es el principal tema de la agenda frentista. (El Ejecutivo tiene en UPM quizás su principal tema de preocupación, por su peso económico y sus resistencias internas.)

El eventual fracaso o las dificultades para llevar adelante la ley 19.172 -de regulación del cannabis- por los conflictos que implica con la banca internacional puede verse como un problema reflejo o sustituto. Que José Mujica se plante contra el equipo económico que ha liderado Danilo Astori en los últimos 12 años y medio por las dificultades en la aplicación de la ley puede verse como una forma simbólica de confrontación de tendencias en el Frente Amplio, de cara a las próximas elecciones.

El nivel de deterioro de las relaciones de fraternidad en la interna frentista es tal que uno puede suponer que los sectores o fracciones internas hagan pulseadas y dejen surgir propuestas sólo para esperar el momento en que caigan. O gente que larga ideas, con el fin de que todos tengan que terminar aceptándolas y actuar como si hubiesen surgido de un consenso (o una votación interna). Veamos las lógicas posibles en esto

Desde el punto de vista del gobierno anterior:

La hipótesis 1 es que Julio Cazada, Milton Romani, José Mujica y quienes participaron en el diAseño legislativo  de la ley 19.172 no sabían de los problemas a los que se enfrentaban y largaron igual. Esto es poco creíble.

La hipótesis 2 es que fueron advertidos pero creyeron que los zapallos se irían acomodando en el viaje del carro. Que el prestigio del Presidente de entonces, su presencia en foros mundiales y el novedoso enfoque de la lucha contra el narcotráfico del país le ganaría una consideración que haría caer aquellas dificultades. Esto es un poco más verosímil.

La hipótesis 3 es reciente: alguien sabía de las dificultades pero no le avisó a quienes estaban en la construcción de la legislación. SI fuera cierto, sería un acto de traición y justificaría trancar lo que fuera para buscar una solución. No creo que sea realista.

Desde el punto de vista del equipo económico:

La hipótesis A es que se enteraron de los detalles de la ley cuando entró al Parlamento. Como no fueron consultados, se sintieron ajenos a su destino y la tomaron como un dato de la realidad. No parece verosímil.

La hipótesis B es que plantearon sus reparos a los redactores pero estos entendieron que las soluciones aparecerían al ponerse en marcha el carro. La fuerza política de los impulsores de la iniciativa era mayor que la de los técnicos de Economía y por lo tanto la ley fue aprobada, sin más consultas a éstos. Es una idea relativamente verosímil.

La hipótesis C es que quienes conocen el ambiente banquero internacional conocían las dificultades y la más probable reacción de los bancos. Pero como era una iniciativa de “la otra parte del gobierno” dejaron que sus promotores se chocaran contra la dura realidad en el momento correspondiente. Me suena demasiado increíble para ser real.

Cualquiera sea la combinación de hipótesis, la realidad sigue siendo más rica y más inexplicable. La teoría de “un gobierno en disputa” que increíblemente lanzó en algún momento el PCU, no alcanza a explicar lo que está pasando. Si dos fracciones del partido de gobierno pasan de la competencia de ideas a la lucha de posiciones, usando los resortes de gobierno como armas de lucha, un escenario de tozudez y de ajenidad podría explicar lo que pasa hoy.

Pero no es así. Quién puso en marcha la ley fue el gobierno de Tabaré Vázquez, en el que Astori abandonó el lugar (tal vez ceremonial) de vicepresidente y volvió al control de resortes vitales del Ejecutivo. Una puesta en marcha para apostar a su fracaso no se habría hecho tan tarde en el período porque afectaría las chances electorales de 2019, algo en lo que todos están interesados.

Cuando se escriba la historia o cuando alguien se canse de pasar por bobo y decida hablar, nos enteraremos cómo se cocinó esta ley y su puesta en práctica y por qué llegamos a la situación de agosto de 2017. Si esto sucede, dudo que haya alegría en la cara de los frenteamplistas.


LA BOLSA O LOS VOTOS por Marcelo Bacigalupi

Lo que le espetó Mujica a Astori en plena sala de la comisión de Presupuesto del Senado es un chantaje. Lo único que ha sacado de verdad a Mujica de las casillas en lo que va del gobierno de Vázquez es el escandaloso incidente de la venta de marihuana en farmacias y el golpe magistral que se le ha asestado muy probablemente desde el Poder Ejecutivo a las aspiraciones de este personaje de servir a los experimentos de los laboratorios sociales como el Tavistock, de propiedad de George Soros. Este nivel de compromiso con millonarios del norte no se puede eludir gratuitamente y Mujica lo sabe. Sus enemigos dentro del Frente Amplio también. Acá hay mucha guita en juego, la marihuana transgénica puede ser el nuevo gran negocio global. Y para eso, es necesario tener clientes, generar dependencia.

La actitud de los bancos privados de clausurar cuentas de las farmacias expendedoras de la droga podría justificarse en el marco de normativas internacionales, pero la del Banco de la Republica es sencillamente inentendible si no se analiza con una lupa política. Un dedazo fuerte del nivel del que recibió Calloia de parte de Mujica –vía Lorenzo- para garantizar una farsa como el remate de los aviones de PLUNA ¿Acaso los productores del venenoso cannabis no utilizaron siquiera lateralmente el sistema financiero local? ¿Las semillas y demás componentes para su plantación no se tuvieron que importar regularmente y por ende dichos flujos de divisas tuvieron que pasar por el sistema financiero nacional?

Vázquez, contrario a otras normas como la del aborto, ha declarado que dentro de la ley y la Constitución todo, que él está para respetar lo que normativamente está vigente. Solo a un distraído le pueden caber dudas sobre este caso, ya que se ha llamado a uno de sus PPS (profundo y prolongado silencio).

El rol de la oposición en este tema es de espectador. Es un problema ajeno a la voluntad política de los partidos que la integran y cuya ley fue votada negativamente por ellos. No nos corresponde hacernos cargo de barbaridades. Es un episodio qué marca que tipo de temas están en la agenda política de estos sectores del Frente Amplio, como cuando el Partido Comunista nos presenta a los diputados presentes en sala un informe en mayoría sobre la investigadora de ASSE diciendo que no hay irregularidades, que las investigadoras son instrumentos excepcionales (ahora, claro) y que se apoyan en la opinión de Korzeniak, mientras el coordinador de la bancada del FA manifiesta en la propia sesión de la Cámara que mejor votar todo rápido porque en este tema “estamos todos de acuerdo”.

En marzo de 2015 pensamos que Mujica iba a trancar a Vázquez en el parlamento. No olvidar que cuenta con casi la mitad de los diputados del FA y una porción importantísima del
Senado. No fue necesario. Ha enfrentado a un presidente debilitado políticamente, que desde el día que tuvo que recular con la esencialidad de la enseñanza –lo dijimos- dio por terminado su mandato en términos de liderazgo. Fue tan pírrica la victoria que tuvo con tal decretazo a lo Pacheco Areco, que el efecto bumerang lo mató y selló su suerte.

Pública y abiertamente no hubo más guerra, pero la política, igual que la vida, da revanchas. En aquel conflicto Mujica reía. Ahora son otros que lo hacen con más fuerza. Por aquello del que ríe último ríe mejor.


SE PLANTÓ por Fernando Pioli

El expresidente José Mujica llevó a cabo un gobierno con características novedosas, básicamente desde el estilo y las formas. Gracias a ese estilo, que Tabaré Vázquez definió como extemporáneo, cosechó la atención del mundo convirtiéndose en una referencia y carta de presentación del país. Es que en definitiva nos encontramos con que las mismas características que le llevaron a seducir al electorado local son las que sedujeron al globo sin importar barreras culturales. Nos acostumbramos entonces a que Mujica fuese una especie de marca del país y que nos representaba como un país de avanzada cultural.

Sin embargo respecto a la concepción política con la que se gobernó fue bastante tradicionalista. En definitiva se trata de un político de la vieja escuela, una especie de caudillo clásico pero ideológicamente tuneado. Si uno se detiene en las declaraciones del expresidente cuando siendo parte del gobierno del primer periodo frenteamplista reclamó que los cargos se correspondiesen con el peso electoral, podemos ir teniendo un acercamiento a la idea.

Cuando en el presente Mujica amenaza con acciones parlamentarias para presionar por la posible derrota del plan de la marihuana estatal ante la negativa de poder financiero de operar con empresas vinculadas al negocio, hace al menos dos cosas al mismo tiempo. En primer lugar muestra sus músculos ante lo que se percibe que es un intento más amplio por deslegitimar el legado de su gobierno, pero en segundo lugar mueve sus piezas en el tablero del ajedrez político. En este juego es el peor contrincante que se podría tener, con la posible excepción de Julio María Sanguinetti.

La personalidad de Mujica, templada en las privaciones de la lucha armada y la cárcel, le impide aceptar la derrota con facilidad. Es más, su tendencia a la confrontación es notoria. Hemos asistido en el gobierno de Tabaré Vázquez a un clima de continua deslegitimación de los logros con que pretendía alzarse el gobierno anterior: el puerto de aguas profundas, la regasificadora, la gestión de ANCAP, el cierre de PLUNA. Todo estos fracasos apuntan directa o indirectamente al gobierno saliente, y el posible fracaso de la política contra el narcotráfico que tenía como su principal elemento publicitario la legalización de la venta recreativa de marihuana parece ser la gota que colma la paciencia de Mujica.
Asistimos ahora al rugido del león. Hasta ahora (al menos para el gran público) se había contenido bastante teniendo una actitud contemplativa y hasta desinteresada. Pero antes de retirarse parece estar decidido a dejar claro que aún tiene cartas para seguir jugando la partida y que está en poder de imponer ciertas condiciones políticas.

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