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Luis Musetti, artista del riesgo

Luis Musetti, artista del riesgo
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“en el mundo que estamos viviendo, donde la dimensión virtual cada vez toma más protagonismo, las experiencias en vivo, como el arte escénico, tienen un potencial gigante”

 Luis Musetti presentará el próximo 18 de mayo su unipersonal Sencillo, junto a Tra Tra de María Noel Rosas, en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís. Musetti comenzó su formación en talleres barriales y pronto marchó a una viaje por ciudades de Brasil, haciendo malabares y acrobacias en los semáforos. Entre 2004 y 2005, de vuelta en Montevideo, cursa la EMAD, pero no la termina, volviendo a girar por América Latina. Entre 2006 y 2007 viajó en auto hasta Venezuela actuando en plazas, en colegios, y teatros de varios países y 2008, al volver a nuestra ciudad, vuelve a la EMAD para terminarla en 2009. En ese cúmulo de experiencias de formación un momento crucial fue el segundo viaje entre los años 2006 y 2007. “Fue muy relevante primero que nada la experiencia de llegar a las ciudades y tener que lidiar con el tema de los permisos y la interacción con la policía, o con las guardias, convencerlos de ganar un espacio. Uno sale de Montevideo pensando que todo es el Parque Rodó, y no. Una cosa es acá en el Parque, o en la Ciudad Vieja, y otra cosa es en el medio de La Paz, y otra cosa es en un pueblo chico de la Panamericana en Perú y otra cosa es en Colombia y otra cosa totalmente diferente es Venezuela. El intercambio y el tener que ponerte en ese lugar de maestro de ceremonia que tiene el artista callejero, que además de actuar tiene que decirle a la gente que lo que va a ver es una actuación, y que se tiene que quedar quieta, y que en lo posible pague… toda esa experiencia fue súper importante. Y por otro lado trabajar en una carpa de circo tradicional en Venezuela, de circo de familia, con esa dinámica de generaciones, de hermanos, hijos nacidos en el circo, y toda una serie de códigos en lo artístico, en lo vincular, en los criterios de gestión que son un universo diferente. Al pasar por esa experiencia realmente salí sintiendo que era un artista de circo. Si bien está muy lejos de lo que yo elegiría para hacer, el hecho de haber estado conviviendo con esa gente fue una de las cosas que me marcó”.

A la vuelta de esa experiencia Musetti se vincula con El Picadero y en ese marco es que en 2014 se realiza el primer Festival Internacional de Circo (FIC) de Montevideo. Sobre la propuesta de El Picadero y del Festival el artista agrega: “Desde el inicio El Picadero lo que trata es de dignificar, desde el hecho de tener la posibilidad de estar en una varieté en donde en vez de pasto tenés un piso de madera, cuatro tachos y un público dispuesto ya es un paso significativo. Ese fue un primer paso, hasta ahora que los grupos que llegaron en 2016 al Festival se encontraron con una carpa de circo montada y con 350 personas esperando para ver la función. En todos los sentidos de lo que se trata es de reivindicar el lugar del arte circense como un arte escénico más. El tema es que el circo acá no tiene una tradición continua. Sí el circo criollo tiene un papel preponderante sobre todo en el surgimiento del teatro rioplatense a principios del siglo XX, pero no hay una tradición que continúe ni una adaptación a los nuevos tiempos de los formatos. Si ahora vas a ver un espectáculo de circo criollo de las compañías que están en circulación son espectáculos que son muy buenos, porque llegan a lugares que no llega nadie, y tienen despliegue de destreza y de sketches y de cosas teatrales, pero uno desde la ciudad los ve como si fuera un viaje en el tiempo. Hubo algo que pasó que se cortó, que familias que hasta los años setenta se dedicaban a eso empezaron a emigrar a los parques o a desaparecer. Entonces nosotros, los cirqueros que empezamos en los noventa, no teníamos una referencia previa, la referencia es la calle, los semáforos, el parque, nos hicimos ahí. Y en ese sentido nos interesa reivindicar esa raíz, y que eso siga, por eso en los festivales deliberadamente jugamos a dos puntas en el sentido de que queremos reivindicar el espectáculo de calle y que se siga teniendo el espectáculo en el espacio público. Porque nos parece que es sumamente significativo que el espacio público sea utilizado como un ámbito para el intercambio artístico y como un ámbito de prueba y de experimentación. Y por otro lado también ocupar los circuitos centrales, en el sentido de que no solo estamos en la calle porque no tenemos otra opción, sino que también tenemos competencia y capacidad para estar en circuito central, para ir a la sala grande del Solís o para ir a donde sea.

También trabajaste en espectáculos teatrales como Detroit, de Carlos Schulkin o El principio de Arquímedes, dirigido por Mario Ferreira en el Alianza ¿No hay ninguna tensión ahí?

No, eso naturalmente se ha ido decantando así, yo agradezco y valoro todas las experiencias. Lo principal es el hacer, y de esa experiencia ir decantando lo que uno tiene ganas, y en ese sentido he disfrutado muchísimo tanto de laburar con la Comedia Nacional haciendo un bolo, como con Mario haciendo una obra en el circuito convencional o haciendo Detroit con un grupo de amigos de la EMAD. Todas esas experiencias las agradezco mucho, y me parece que nutren, y nunca estoy cerrado a eso.

¿Cómo está construido Sencillo?

 Sencillo fue un proceso bastante largo, de casi tres años, que empecé con Carlos Schulkin tirando las primeras ideas, después seguí yo solo, después entré en colaboración con Patricia Dalmás de El Picadero, después en esta última etapa vino María Dodera a darme una mano con la puesta. Y es un personaje muy autorreferencial en realidad, no he leído lo suficiente para ver si encaja en esto de la autoficción, pero anda por ahí. Es un tipo que quiere hacer muchas cosas a la vez y a veces le salen algunas cosas y otras no, y derrapa, es como un yo mismo exagerado. Me obligó el especulo a ponerme en un lugar de qué quiero decir, qué quiero contar, y desde ese lugar lo primero que apareció fue eso, el afán de hacer y un afán expansivo que a veces no tiene el control o el enfoque que necesita y entonces van pasando cosas, contratiempos a los que hay que trascender y seguir adelante, básicamente se trata de eso, de darte contra la pared y seguir.

Desde el primer FIC al último parece que hubo un aumento de público y también de gente que se acerca a practicar alguna actividad circense ¿Cómo lo percibís?

 En dos años se han abierto por lo menos dos o tres galpones nuevos en Montevideo, está totalmente en crecimiento. En el FIC del 2014 al 2016 pasamos de duplicar la cantidad de público, nos dimos cuenta que en el 2016 traspasamos la barrera de amigos de amigos. Realmente el festival pasa de ser algo de un colectivo o de un determinado grupo de gente a ser algo de la ciudad. El circo tiene la conjunción de disciplinas, porque en el circo entra lo teatral, lo musical, la danza, la performance, y tiene el gancho del riesgo, del límite de lo posible. Cualquier espectáculo de circo tiene eso que lo hace por sí mismo abracar un espectro amplio de edades, el hecho de que tenga contenidos de cierta complejidad o de ciertos niveles de sensibilidad no hace que sea un impedimento para que los chicos lo vean. En ese sentido creo que tiene esa cosa de lenguaje universal y de involucramiento físico a través de la sensación, de la adrenalina, o del riesgo, que es un gancho y que es una valorización de la experiencia en vivo. Creo que en el mundo que estamos viviendo, donde la dimensión virtual cada vez toma más protagonismo, las experiencias en vivo, como el arte escénico, tienen un potencial gigante. Es cada vez más raro encontrar algo real, y dentro del espectro de lo real el circo tiene esa capacidad de shock que lo hace muy fuerte, que le da muchas posibilidades de expansión.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.