Home Literatura “En términos de género el MLN no era vanguardia, eran tan conservadores como cualquiera”
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“En términos de género el MLN no era vanguardia, eran tan conservadores como cualquiera”

“En términos de género el MLN no era vanguardia, eran tan conservadores como cualquiera”
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El 30 de julio de 1971, treinta y ocho presas políticas se escaparon de la Cárcel de Cabildo, en el marco de una acción conocida internamente como “Operación Estrella”. La periodista y escritora argentina Josefina Licitra acaba de publicar el libro “38 estrellas” (Editorial Planeta), que a través de testimonios y documentos reconstruye la historia de la fuga. En diálogo con Voces contó cómo nació este trabajo y qué le generó llevarlo adelante.

Josefina Licitra es considerada referente de la crónica periodística en Argentina. Edita la revista Orsai y ha escrito en los diarios Clarín, La Nación, Perfil y Crítica, y en diversas revistas – Rolling Stones, Veintitrés, Noticias, Newsweek, Brando, Gatopardo, El Malpensante y Etiqueta Negra – . Ha publicado tres libros de no ficción y fue galardonada con el Premio Gabriel García Márquez que otorga la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.

¿Qué fue lo que te llamó la atención de la fuga para llevarla a un libro?

Primero el tono tan poco presuntuoso con el que Lucía Topolansky habló de la fuga en una entrevista que le hice. Lo mencionó al pasar como uno menciona episodios bastante vacuos en su vida; y era una fuga carcelaria. Hasta ese momento yo no sabía nada de la historia. Ni siquiera en la entrevista me dio demasiados elementos. Ni siquiera palabras claves, no es que dijo «Operación Estrella». Habló de la fuga y yo después me tuve que poner a buscar «fuga – Topolansky » a ver qué era. Ahí me encontré con que existía esta operación, vi que había un informe de televisión que está subido a YouTube, vi algunas notas sueltas. Pero lo que me llamó la atención fue la austeridad con la que ella se había referido al tema. Y después lo que confirmó mi interés fue la falta de información abundante. Había un registro, pero había muy poco y para mí era atractivo por donde se lo mire. Una fuga que en términos como de literatura y dramatismo es interesantísima de contar, y en una cárcel de mujeres. Me pareció curioso porque siempre vi o leí libros o películas de fugas de cárceles de varones. Y encima eran presas políticas, y a eso se agregó que entre todas esas presas había una mujer que había llegado a un cargo altísimo en Uruguay. Había muchos elementos, y de todo eso se decía casi nada.

¿No conocer la historia previamente fue algo a favor o algo en contra de tu relato?

Yo creo que casi todo fue a favor porque provocó una impunidad absoluta. Si bien leí todo en el curso de la investigación para el libro, siempre sé poco en comparación con un uruguayo. Siempre tengo la sensación de que va a ser muy fácil encontrarme errores. Pero desde ese no saber creo que lo que pude hacer fue preguntar con mucha libertad, y por otro lado la respuesta de las entrevistadas fue muy generosa, muy amable. Más allá de que hay algunas que pueden ser más cortas de palabras que otras, pero eso tiene que ver con la personalidad. Ni siquiera creo que tenga que ver necesariamente con una estrategia política. Pero me sirvió bastante partir de cero, siempre está bien partir de cero cuando es un trabajo de fondo.

De la información que recolectaste, ¿qué fue lo que más te sorprendió?

Me sorprendió algo que igual yo ya sabía, pero que una cosa es saberlo como abstracción y otra cosa es verlo en vidas concretas, y es que eran muy jóvenes. Eran jovencísimas, entraron a militar muy chicas, y para el momento de la fuga capaz que tenían 18, 19 años y ya tenían un pasado. Eso me sorprendió mucho. Me conmueve que alguien con veinte años pueda tener un pasado político tan fuerte. Me sigue conmoviendo. Después la historia de las gemelas Topolansky es muy llamativa. Traté de no hacer mucho hincapié en eso porque como la tapa es con su foto parece que es un libro sobre ellas; y el libro es realmente coral. Pero es una historia que llama mucho la atención, porque además ves en qué medida era una época en que lo político se terminaba transformando en algo personal también, si tenías una diferencia política…

La historia tiene un componente político, otro histórico y otro humano, ¿cómo los equilibraste a la hora de escribir?

Siempre me tomo mi tiempo para escribir los libros, pero este libro es el que más tiempo me tomó. Y el que más cansada me dejó (risas). Porque ahí me di cuenta de que fue más allá de la búsqueda de información, qué hacer después con eso y cómo balancear estos planos a mí me tomó mucho tiempo. Si te pasás en alguno de esos planos el libro queda desbalanceado, queda como rengo. Y era eso, ver cómo equilibrar los datos para que la trama policial, que es la más entretenida, la trama histórica que es la más rígida, la trama de género, que terminó siendo como la más actual, estuvieran equilibradas.

No fue a priori una historia que te atrapó por el lado del género…

En absoluto. Yo tengo registro desde que soy adulta, de los reclamos de género, por igualdad salarial, lo que fueron los movimientos – que además en Argentina tuvieron muchísimo crecimiento – con el «Ni una menos», los movimientos pro legalización del aborto, etc. Son movimientos relativamente nuevos, y esto fue previo. Pero es cierto que ahora con vistas a que el libro saliera empezamos a ver que era como el momento perfecto. Pero no es un libro oportunista porque empezó en otro momento. Pero es oportunísimo, porque salió ahora, en el momento en que estas discusiones están muy calientes…

Los cuadros políticos masculinos del MLN que han tenido más visibilidad vienen contando su historia desde hace más de 30 años, ¿sentís que el libro es una interpelación al relato oficial tupamaro?

No fue el objetivo del libro, pero fue un efecto colateral. Creo que sí, que lo interpela en términos de género, que es una palabra muy contemporánea… Sí, da cuenta de que en qué medida era un Movimiento que respondía a los signos de su época, no es que era la vanguardia intelectual en todo sentido, creo que uno sobrevaloró un poco los alcances de esa vanguardia… En términos de género el MLN no era vanguardia, eran tan conservadores como cualquiera. Quizás lo que pone en escena el libro es eso, que tampoco la tenían tan clara en todo…

 

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