El CCE cumple 15 años por Nelson Di Maggio
El Centro Cultural de España (CCE) cumple 15 años desde su instalación en 2013. Es cierto que antes, mucho antes, ocupó otros lugares con diferentes, certeras, recordables actividades. Pero al ocupar el estratégico espacio de la calle Rincón, un venerable edificio refuncionalizado, adquirió una envergadura mayor hasta convertirse en el único instituto extranjero que mantiene una intensa y variada programación a pesar de las dificultades económicas que atraviesa España. Al contrario de sus similares colegas europeos y estadounidense que, en similar situación, optaron por eliminar o reducir las artes visuales para concentrar sus servicios en la enseñanza de idioma y de biblioteca. Muy lejos de las épocas de esplendor cultural o tiempos de dictadura que esas instituciones culturales supieron atravesar con independencia sin abandonar los planes artísticos que todavía se extrañan.
En la actualidad, la siempre mirada vigilante de Patricia Bentancur sostiene a las artes visuales como punto obligado de referencia: espacios para chicos y jóvenes con variedad de posibilidades y entretenimiento; sesiones de videos permanentes; cursos y conferencias sobre temas diversos y, lo que más importa, la imbatible realización de exposiciones, nacionales y extranjeras, presentadas con rigor y atractivos montajes. A un ritmo más pausado, es cierto, pero sin aflojar la exigencia de siempre.
Feminisarte IV y Jaque son dos exposiciones actuales que enfocan a la mujer y su condición en tiempos difíciles con seriedad y afán de comprensión cuando la inquietante realidad dramática es desviada y utilizada por momentos por pequeños grupos con intolerancia y demagogia que, por una de esas ironías del destino, dañan el batallar legítimo del fortalecimiento de la mujer en la sociedad. La primera muestra, curada por la española Margarita Aizpuru, despliega a través de fotografías, instalaciones y videos distintos aspectos temáticos -Cuerpo, poder y violencia de género; Revisitaciones culturales y género; Memoria y afecto; Deconstrucciones paródicas de “lo femenino”; Narrativas corporales: Identidades múltiples y Estereotipos e identidad femenina- con obras de fuerte impacto. La falta de espacio en esta edición no permite una buena observación en la excelente selección de integrantes iberoamericanas. Muy recomendable.
El segundo enfoque pertenece a Lucía Ehrlich, montevideana, nacida en 1989, fotógrafa que ejerce por primera vez la labor curatorial en una búsqueda de ensayo colectivo de sesgo sociopolítico y riesgosa sexualidad, algo excedida en el acto inaugural con una endeble performance erótica. Un nombre a tener en cuenta.
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